La llegada al poder del destacado intelectual
dominicano Juan Bosch y sus seis meses y veintiocho días en el gobierno,
debieron ser el punto de partida de una correcta política cultural.
Pero el golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963 truncó las
iniciativas que se expresaron tanto en los ámbitos cultural y popular
como en las llamadas Bellas Artes, tocando el proceso educativo como
piedra angular de un desarrollo integral. Un hecho esencial para
entender la política cultural en el gobierno de Juan Bosch fue la
formación intelectual del primer presidente democrático después de la
caída de la tiranía, que venía de un lado de la escuela hostosiana, y de
otro, de todas sus vivencias en países como Puerto Rico, Cuba, Costa
Rica, Venezuela y Chile. Quien lee los cuentos escritos antes del exilio
y la novela La Mañosa, aún en el día de hoy, sabe que hablamos de un
escritor ya formado desde su juventud en las más exigentes lecturas de
escritores clásicos, pero también que estamos en la presencia de un gran
creador.
De ahí que todavía recordamos al poeta Franklin Mieses
Burgos contándonos las tertulias literarias que se daban en el Palacio
Nacional y las expresiones de don Juan acerca de que el poeta era un
«lujo del Estado».
Juan Bosch dignificó el servicio diplomático, nombrando poetas, intelectuales y artistas e inició la conversión de la televisora estatal en un ente de cultura.
La visión que tenía Juan Bosch sobre política cultural se puso de manifiesto cuando inauguró su mandato con un encuentro nacional de grupos folclóricos de todo el país y la presencia de Pablo Casals, considerado para la época como el más grande violoncellista del mundo. Centenares de dominicanos fueron enviados a estudiar al extranjero a fin de formar el capital humano imprescindible para el autentico desarrollo.
Para Juan Bosch democratización de la cultura y cultura democrática eran conceptos estrechamente enlazados.
Solo hay que ver los conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional en diversas provincias y el interés puesto por él para que no se limitara la acción cultural solo a la capital.
Para muchos dominicanos será una sorpresa saber que el 22 de mayo de 1963 el profesor Bosch envió al Senado de la República un proyecto de ley para crear la Dirección General de Información, Cultura y Diversiones.
En esa ley, aprobada por el Congreso Nacional el 1ro. de junio de 1963, en su acápite b señala expresamente la organización de campañas y programas encaminados a la difusión y al desarrollo de la cultura en todo el territorio nacional. Otro ejemplo que confirma nuestra aseveración es la comunicación del Presidente de la República al Senado el 30 de abril de 1963, en la que señala claramente que el 10% de las ventas de azúcar en el exterior debía ser utilizado en la difusión de la cultura popular. Esto fue aprobado por el Congreso y promulgado por el Poder Ejecutivo el 16 de mayo de 1963, con lo que se demuestra una vez más, la importancia que daba el profesor Bosch al desarrollo cultural del pueblo dominicano.
Juan Bosch dignificó el servicio diplomático, nombrando poetas, intelectuales y artistas e inició la conversión de la televisora estatal en un ente de cultura.
La visión que tenía Juan Bosch sobre política cultural se puso de manifiesto cuando inauguró su mandato con un encuentro nacional de grupos folclóricos de todo el país y la presencia de Pablo Casals, considerado para la época como el más grande violoncellista del mundo. Centenares de dominicanos fueron enviados a estudiar al extranjero a fin de formar el capital humano imprescindible para el autentico desarrollo.
Para Juan Bosch democratización de la cultura y cultura democrática eran conceptos estrechamente enlazados.
Solo hay que ver los conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional en diversas provincias y el interés puesto por él para que no se limitara la acción cultural solo a la capital.
Para muchos dominicanos será una sorpresa saber que el 22 de mayo de 1963 el profesor Bosch envió al Senado de la República un proyecto de ley para crear la Dirección General de Información, Cultura y Diversiones.
En esa ley, aprobada por el Congreso Nacional el 1ro. de junio de 1963, en su acápite b señala expresamente la organización de campañas y programas encaminados a la difusión y al desarrollo de la cultura en todo el territorio nacional. Otro ejemplo que confirma nuestra aseveración es la comunicación del Presidente de la República al Senado el 30 de abril de 1963, en la que señala claramente que el 10% de las ventas de azúcar en el exterior debía ser utilizado en la difusión de la cultura popular. Esto fue aprobado por el Congreso y promulgado por el Poder Ejecutivo el 16 de mayo de 1963, con lo que se demuestra una vez más, la importancia que daba el profesor Bosch al desarrollo cultural del pueblo dominicano.
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