martes, 9 de agosto de 2016

Es curioso pensar que desde que se fueron creando las ciudades las personas han desarrollado un deseo de habitar en ellas por encima de las zonas rurales, por ser las mismas centros de ocio, de comercio y de derroche, en otras palabras "donde se mueve el dinero", olvidándose en cierta forma del valor inigualable que tienen los campos, sus tierras, su gente, sus costumbres y todo lo que lo rural implica.

Por este deseo constante que perdura hasta nuestros días, hay una enorme desigualdad en la distribución de la sociedad en los territorios. Esto especialmente aplica a nuestra República Dominicana, la cual día a día sufre las consecuencias por la sobre población de las principales ciudades del país.

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