Durante los 31 años del gobierno de Trujillo, el país se vio envuelto en varios conflictos internacionales. Surgieron básicamente, por un lado, por las gestiones de los muchos exiliados para derrocarlo desde países extranjeros, y por el otro, el interés de Trujillo de tener gobiernos amigos en las naciones vecinas. En realidad, ambas cosas estaban relacionadas. Si un gobierno extranjero era hostil a Trujillo, acogía y ayudaba a los exiliados dominicanos. Si por el contrario, el gobierno extranjero era amigo de Trujillo, impedía la labor de esos exiliados.
La cruel masacre de los haitianos del año 1937 debe verse dentro de ese contexto injustificado e inhumano. Pero las implicaciones internacionales le fueron muy adversas al gobierno dominicano, que se vio enfrentado a investigaciones y fuertes críticas, de parte de países del hemisferio. Finalmente, el gobierno de Trujillo tuvo que admitir su culpabilidad en la muerte de miles de haitianos de manos de militares dominicanos y pagar una indemnización al gobierno haitiano. Esta fue la primera gran crisis internacional de Trujillo y lo dejó con mala imagen en los países de la región.
Las relaciones con Estados Unidos fueron de gran importancia para el gobierno dominicano, dada la incidencia de esta potencia en la política hemisférica. Trujillo se cuidó siempre de mantener buenas relaciones con los gobiernos de Washington, y generalmente lo logró.
Con Venezuela y Cuba, las relaciones fueron generalmente malas. Sólo cuando esos países tenían dictaduras fue que Trujillo tuvo buenas relaciones con ellos.
El caso más destacado fue su involucramiento en un intento en 1960 de asesinar a Betancourt en Venezuela, le valió el repudio internacional, la ruptura de relaciones diplomáticas de todos los países de América y la imposición de sanciones al gobierno dominicano, decretadas en la reunión de la Organización de Estados Americanos celebrada en Costa Rica en el mes de agosto de ese año.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario